De cosecha propia
Recopilación subjetiva
"En un lugar de la mente, de cuyo nombre no logro acordarme..." |
La mujer de crinLa llanura se fue consumiendo en sus jornadas de búsqueda, hasta sentir próximo el encuentro. Galopó con más prisa y sus cascos marcaron un ritmo de fuego sobre el camino de piedra. A lo lejos divisó el portal de la hacienda, igual al de sus sueños, y el cansancio cedió a su deseo. Apuró el trote y pronto arribó a su destino. En la mecedora, el hombre la aguardaba. Bello, igual al príncipe soñado que la hizo abandonar a su manada y emprender aquella travesía. Agotada, se recostó a sus pies, cerró los ojos y lentamente se fue dejando su aspecto montuno y se convirtió en una bella mujer. Sin importarle su desnudez, sensual, se acercó al hombre que parecía dormido y lo besó en los labios. Él, momificado por la espera, recibió aquel beso añorado y se derrumbó dejando en su lugar una tenue nube de polvo que se confundió con el que en su huida dejaron los cascos de la mujer que huyó, otra vez, convertida en yegua salvaje.
Maribel García Morales |
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