De cosecha propia
Recopilación subjetiva
"En un lugar de la mente, de cuyo nombre no logro acordarme..." |
El cóndor posaEn la reunión anual de pedigüeños musicales urbanos, un año más vuelven a aburrirse como ostras los escasos violinistas y un par de intérpretes de oboe, uno de estos la primera vez que acude a la cita en realidad. Orillados en los márgenes de la discusión general quedan a su vez dos gremios: grupúsculos de tunos con perilla escindidos de sus colegas de facultad, silenciosos mimos de caras blancas y cassette bajo el brazo. Un tipo de tez sonrosada asegura en voz en grito que su acordeón de once teclas y fuelle recortado es de origen bielorruso, asunto que viene muy poco a cuento en este instante, cuando los guitarristas celebran que la respuesta esté en el viento. La celebración, de todas formas, no resulta del todo sincronizada; bien está pues alguna que otra interferencia. De cualquier manera, me gusta observarlos a todos por igual. Cuando me canso, recojo las alas. Aun así, disminuida en mucho mi envergadura, posando como cualquier otro vultúrido, sé que no dejo de inquietar a la abultada delegación de los de la flauta.
Hipólito G. Navarro |
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